Después de muchos años realizando deporte de forma habitual y aplicando los principios de la psicología, puedo asegurarles que la transformación corporal es sólo el inicio de algo mucho mayor: a nivel personal y social.
Conducta, emoción y pensamiento están íntimamente ligados, forman un ecosistema en el que las tres condiciones se nutren unas de otras de forma recíproca. Por tanto, realizando conductas que nos mantengan activos, también generamos pensamientos y emociones mas positivas y agradables.
Además de ser, un antidepresivo natural, el deporte también puede ayudarnos a mejorar múltiples áreas de nuestra vida, contribuyendo a esa búsqueda de una mejor versión en el sentido amplio.
Búsqueda y elección son el primer paso.
No es tan importante qué deporte elijamos ni su intensidad, sino cómo orientamos nuestra práctica deportiva: creencias, objetivos, actitud, entre otros.
Si practicamos deporte, incluso de baja intensidad, a largo plazo obtendremos cambios en nuestra composición corporal que nos pueden resultar atractivos, sin embargo, estos resultados no son inmediatos y ello supone que muchas de las personas que se inician por este motivo no sean constantes.
Aunque normalmente consideramos que se debe únicamente a la odiada y conocida “pereza”, a veces dicha sensación es la primera capa de algo más profundo: en múltiples ocasiones, abandonamos la práctica deportiva porque nos genera ansiedad: “No me siento capaz”, “no va conmigo”, “no soy constante”, “soy vag@”… Es decir, no nos sentimos identificados con esa práctica por lo que, nuestro cerebro la rechaza frente a cualquier otra actividad más conocida y placentera por su cercaría a nostr@s. Y es, precisamente en ese momento, en el que el deporte puede ayudarnos a reconstruir nuestra identidad.
El deporte puede ayudarnos a reconstruir nuestra identidad.
Otro de los principales motivos por los que fracasamos en la consecución de objetivos, es marcar unas metas demasiado altas e inespecíficas. Y es aquí donde la psicología nos da la solución: MICROHÁBITO COMO ELEMENTO CLAVE PARA CAMBIAR LA CONCEPCIÓN QUE TENEMOS DE NOSOTR@S MISM@S.
El microhábito, es una versión reducida incluso a veces “ridícula” de un hábito que queramos llevar a cabo. Marcarte un objetivo claro, sencillo y perfectamente alcanzable para ti. Por ejemplo, andar quince minutos, lunes, miércoles y viernes antes de prepararte para ir al trabajo. Te ayudará a construir una rutina, enviando a tu cerebro nueva información sobre lo que eres capaz de hacer.
Si continúas siendo constante, no sólo podrás aumentar la intensidad o la cantidad de tiempo que dedicas, también será cada vez será más complicado que escuches esa vocecilla saboteadora, ¿por qué? Porque estarás generando evidencias de que sí eres capaz. Y esa sensación no estará sólo ligada al deporte. El deporte nos empodera y anima a mejorar también otras áreas.
Sin duda, para mí el deporte es una preparación para la vida. Una magnífica manera de superar retos y de aprender a cuidarse y quererse… ¿Te atreves?
Elisa Lorenzo Brito (Colaborador Externo)
Psicóloga General Sanitaria T – 02958