Terapia para adolescentes

En el trabajo terapéutico con el adolescente, hay que entender la paternidad y maternidad, pero también cómo funciona y evoluciona el cerebro en esta etapa. El psicólogo logra vincular con el joven, ser visto como una fuente de apoyo sin juicios ni reproches, como un entrenador para su cabeza que le ayuda a enfrentar los problemas, estimulando siempre el desarrollo de sus propios recursos personales.
¿Por qué acudir al psicólogo?
¿Te encuentras en una situación difícil de afrontar con tu hijo o hija? ¿Se han dado cambios para los que necesitas un apoyo técnico? ¿Deseas mejorar el vínculo y los lazos con tu hijo? ¿O simplemente deseas ayudarle en algún tema particular?
El estrés puede superar situaciones que se dan durante esta etapa, y limitar nuestra respuesta: ¿Qué le pasa a mi hijo/a?, ¿Tiene algún problema?, ¿Es normal?, ¿Qué puedo hacer?
La adolescencia, implica muchos cambios físicos y psíquicos en los jóvenes, pero estos cambios también pueden repercutir en su esfera personal, social, escolar y en las dinámicas familiares. Es habitual que el o la adolescente niegue tener un problema, o incluso acudir a terapia, siempre hay formas de trabajar estas situaciones.
Síntomas más comunes
Las demandas más habituales suelen ser sobre problemas en la conducta, en casa o en el ámbito escolar. Pero, también es habitual encontrar problemas relacionados con la ansiedad, el estado de ánimo, las adicciones, problemas emocionales como la gestión de la ira o miedos, la salud de sus relaciones, la autoestima y las inseguridades personales.
¿Qué técnicas utilizamos?
La terapia principal y de mayor evidencia científica en el tratamiento de los problemas propios de la adolescencia son las técnicas cognitivas conductuales. Siempre apoyadas en recursos de crecimiento personal, afrontamiento y resolución de problemas, habilidades sociales, relajaciones, entre otras.
Una vez comienza el adolescente a dar sus primeros pasos en la terapia, la confianza, la seguridad y las técnicas aprendidas con el/la psicólogo/a comienzan a trasladarse al hogar. El apoyo y el trabajo de los padres y/o madres en el proceso terapéutico siempre es fundamental.
Con el apoyo psicológico, además de solucionar el problema previo, aprenden a controlar la ansiedad, mejora su autoestima y confianza, sus hábitos, y suelen entablar relaciones más sanas con su entorno. ¡Podría asombrarte la capacidad de superación y el optimismo que tienen nuestros adolescentes!
¿Cómo proceder?

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