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Terapia para mayores

Esta nueva etapa vital, cuyo inicio se sitúa alrededor de los 65 años, puede resultar especialmente difícil por venir acompañada de diversos cambios biológicos, sociales, emocionales y psicológicos asociados al envejecimiento. Teniendo en cuenta la esperanza de vida actual, en torno a los 80 años, contamos con un amplio margen de vida para aprovecharla de forma satisfactoria, sana y psicológicamente adecuada.

Es por ello por lo que se hace imprescindible aprender a manejar los sentimientos y las emociones, así como afrontar  de forma adecuada los nuevos retos, cambios de rutina y posibles problemas psicológicos que puedan presentarse en esta etapa.

¿Por qué acudir al Psicólogo?

Un/a psicólogo/a especialista puede ayudar en este periodo a fomentar el apoyo social y familiar, así como realizar un trabajo terapéutico destinado al desarrollo y mantenimiento de habilidades cognitivas y, en los casos en que sea necesario, un adecuado tratamiento de problemas psicológicos.

La figura del psicólogo presta apoyo y orientación tanto al paciente como a su entorno familiar y social para mejorar su calidad de vida y disfrutar de la última etapa de la vida.

Síntomas más comunes

Así como algunos adultos mayores se adaptan perfectamente a esta nueva etapa, otros pueden encontrar serias dificultades para afrontar los cambios. Por ello, es importante permanecer atentos ante síntomas de los problemas psicológicos más frecuentes en este periodo.

  • Depresión y/o duelo – Las causas más comunes son la pérdida de la pareja o seres queridos, el padecimiento de una enfermedad crónica o inesperada y la disminución de capacidades físicas y mentales.
  • Estrés y ansiedad – Tener que enfrentarse a nuevas situaciones sociales, económicas o de salud, puede resultar muy difícil de gestionar.
  • Pérdida de autoestima – El cambio de rol laboral, pasar de la vida activa a la jubilación, o el cambio de rol familiar, pasar de ser cuidador a ser cuidado, puede conllevar una pérdida de autoestima.
  • Problemas sexuales – Como consecuencia de otros problemas psicológicos mencionados o debidos a cambios biológicos asociados a la edad.
  • Trastornos de la alimentación o del sueño – El hecho de no tener que seguir un horario concreto, la medicación u otros problemas psicológicos pueden ser la causa de dificultades en la alimentación y el sueño.
  • Deterioro cognitivo – Como consecuencia de una enfermedad o disminución de funciones cognitivas asociadas a la edad.
  • Aislamiento social – Ya sea de forma intencionada o no, el aislamiento social puede originar, a medio plazo, graves problemas psicológicos.

¿Qué técnicas utilizamos?

En la intervención en esta etapa de la vida cobra especial relevancia el uso de herramientas psicológicas para el desarrollo personal, autonomía personal y fomento o creación de una red social de apoyo.

Un especialista en Psicogerontología se encarga de evaluar y diagnosticar el estado cognitivo y emocional del mayor, así como de la aplicación de las terapias necesarias. Del mismo modo presta asesoramiento a la familia y cuidadores, guiándolos en el proceso de su familiar.

Su intervención en las distintas enfermedades asociadas a esta etapa y en la salud emocional del mayor, serán clave para un envejecimiento activo y de calidad.

¿Cómo proceder?

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