Conciliarse con el sentido de vivir en la comunidad, puede llegar a ser la terapia más eficaz. En la calidad de las relaciones con los demás podemos encontrar la mejor guía de prevención para nuestra salud mental.
Nuestras acciones tienen consecuencias, y por lo tanto influyen en nosotros, y también en los demás. A veces, las respuestas que generamos en las otras personas pueden ser señales que nos avisen de lo saludable o no de esas acciones.
Nuestra comunidad puede ser una fuente inagotable de ayuda, es por ello tan importante cuidar nuestra salud como la de la comunidad, que ella ya se encargará de devolvernos esa aportación.
Nos encontramos en un contexto social en el cual todo lo que hacemos tiene un sentido para alguien. Si logramos coger perspectiva, darle un descanso al ego, tener momentos donde poder observarnos y observar como harían las cosas «nuestra gente», esto nos puede ayudar a reconciliarnos con la persona que somos y queremos ser y con nuestro entorno en nuestro día a día.
No podemos escapar de la comunidad ni ella puede escapar de nosotros, aprovechemos esa maravilla de habernos convertido en seres sociales.
Nuestro futuro siempre será parte de nuestro origen.
