El 10 de octubre es el Día Mundial de la Salud Mental, y representa mucho más que una simple conmemoración. Es una jornada en la que se visibilizan diversas realidades relacionadas con las enfermedades mentales y el bienestar emocional.
Según la OMS (2024), 1 de cada 4 personas tendrán un trastorno mental a lo largo de su vida y que entre el 35% y 50% no reciben ningún tratamiento o no es el adecuado.
Visibilizar el día de la salud mental, consiste en aumentar la conciencia de estas enfermedades, luchando contra el estigma, y promoviendo una conversación abierta sobre temas como la depresión, la ansiedad, el suicidio, las adicciones, las neurodivergencias y otros trastornos que afectan a millones de personas en todo el mundo. Según la OMS, en España 8 de cada 10 personas con problemas de salud mental no tienen empleo (INE, 2019).
Al abordar la salud mental, es esencial entender que ésta abarca el bienestar psicológico integral de la persona. Entre esos pilares, el trabajo se considera uno de los fundamentales que contribuyen a este bienestar y equilibrio.
Según Salazar et al., (2009):
“Los trabajadores y trabajadoras son seres biopsicosociales, por lo que la felicidad, la salud y el bienestar integran su vida, incluyendo el ámbito laboral.”(p.117)
En la actualidad el síndrome de «burnout» tiene una alta prevalencia entre las personas trabajadoras, y su impacto suele desencadenar problemas graves como la ansiedad y la depresión. El absentismo laboral y las bajas laborales han aumentado considerablemente en 2024 en comparación con los años de la pandemia. Según El País (2024), esta tasa creció un 7,3%, tras haber experimentado un incremento del 0,7% en 2023.
Para promover hábitos de salud mental en el entorno de trabajo, es fundamental que las empresas adopten un enfoque proactivo e integrativo en cuanto al bienestar de las personas. La conciliación entre la vida laboral y personal juega un papel crucial en este sentido. Las empresas deben implementar políticas que faciliten horarios flexibles, el teletrabajo o días de descanso adicionales cuando sea necesario. La promoción de la «desconexión digital» es fundamental para reducir el agotamiento, permitiendo que las personas se recarguen mental y emocionalmente.
Además, es esencial que se creen espacios seguros donde las personas se sientan escuchadas y apoyadas. Programas de bienestar mental, como la inclusión de asistencia psicológica, grupos de apoyo o actividades de mindfulness, pueden marcar una diferencia significativa. No solo se trata de ofrecer recursos, sino de asegurarse de que todas las personas sean conscientes de ellas y se sientan cómodos utilizándolos sin temor a ser juzgados.
Un ejemplo destacado de la implementación de estas prácticas es el caso de Laszlo Bock, Vicepresidente Sénior de Gestión de Personas de Google, quien en 2013 introdujo el mindfulness en las reuniones de su equipo. Durante la primera semana, se centraron en escuchar su propia respiración; la siguiente, observaron los pensamientos que se deslizaban por su mente mientras respiraban, y también prestaron atención a cómo sus emociones afectaban a su cuerpo. Después de un mes de tres sesiones de mindfulness, el equipo reportó que las reuniones eran más centradas, con un ambiente más amable y productivo. Como resultado, las reuniones fueron más eficientes, logrando completar el plan semanal en menos tiempo (Arenas, 2019).
También es clave fomentar una cultura organizacional donde la salud mental no sea un tema tabú. Esto implica capacitar a los líderes y managers para que puedan reconocer signos de estrés o burnout en sus equipos y saber cómo ofrecer apoyo adecuado. La empatía y la escucha activa deben ser habilidades imprescindibles en los/las líderes (Herrera et al., 2017).
Ester Cuni
Fuentes:
Sánchez-Silva, C., Sánchez-Silva, C., & Sánchez-Silva, C. (2024, 7 julio). Las empresas están enfermas y cada vez hay más trabajadores quemados: “Están aumentando las bajas por casos de salud mental”. El País. https://elpais.com/economia/negocios/2024-07-10/la-empresa-esta-enferma.html
Herrera, Y. C., Betancur, J., Jiménez, N. L. S., & Martínez, A. M. (2017). Bienestar laboral y salud mental en las organizaciones. Revista electrónica PSYCONEX, 9(14), 1-13.
Salazar, J. Guerrero, J., Machado,Y., & Cañedo, R. (2009). Clima y cultura organizacional: dos componentes esenciales en la productividad laboral. ACIMED, 20(4), 67-75.