Saltar al contenido

Tiempo de hacer balance

    Tiempo de hacer balance. Autoestima y empoderamiento

    A veces vemos la vida como un camino lineal en el que vamos cumpliendo metas una detrás de otra. Es como si, los primeros años de nuestra vida, consistieran en despegar y alcanzar la altura adecuada para poner la velocidad de crucero y disfrutar del viaje en piloto automático. Pero no…la vida no es así.

     

    La vida se parece más a un territorio por explorar, en el que nos vamos planteando hacia dónde queremos ir, decidiendo, en cada cruce de carreteras, por dónde seguir…unas veces rápido, otras lento, otras teniendo que parar y redirigir el rumbo. Por eso es bueno hacer balance de vez en cuando, para comprobar si el camino por el que vamos nos gusta, si nos lleva a donde queremos ir, si es el mejor para ir a ese lugar o, incluso, si el sitio al que hemos decidido ir nos sigue pareciendo un buen lugar para visitar.

     

    Y, ¿cuándo hay que hacer balance? En realidad, podemos hacerlo cada vez que queramos o sintamos la necesidad. Tienes un objetivo y ves que no estás logrando lo que te habías propuesto. Hay un cambio en tu vida y sientes que es momento de evaluar y redefinir algunas metas. Simplemente te apetece valorar qué estás consiguiendo. Pero, como muchas veces vamos en piloto automático, no nos paramos a hacer este balance hasta que hay una señal clara de que es el momento. Por eso ayuda el que lleguen fechas como final de año, final de verano…porque suelen traer asociado este momento de valoración. Si te apetece, puedes aprovecharlo y sacarle partido. Si no, puedes plantearte tus propios momentos de reflexión y evaluación.

     

    A continuación, te dejo algunas preguntas que espero que te ayuden a conseguir que este balance sea positivo y constructivo.

     

    • ¿Adoptas una actitud proactiva, donde eres protagonista de tu vida, tus decisiones, tus propósitos o, por el contrario, sientes que nada depende de ti y estás perdido a tu suerte? Siempre va a haber aspectos que no dependen de nosotros y sobre los que no podemos actuar, aunque queramos. Pero también habrá otros sobre los que sí podemos hacer cambios. De nosotros depende en cuáles fijarnos.

     

    • ¿Te centras en lo que no has conseguido o te fijas en los avances? Muchas veces, nos castigamos por todo aquello que dijimos que íbamos a hacer y no hemos hecho, y esto no ayuda. Siempre va a haber cosas que logremos y otras que no. Las que no han salido como esperábamos, nos pueden servir para aprender, ver qué ha fallado, y cambiarlo. ¿Y aquello que hemos logrado? Además de ayudarnos a seguir avanzando, nos sirve para disfrutar y sentirnos bien. ¡Celebra cada pequeño paso! 
    • ¿Te estás marcando metas realistas? Muchas veces nos venimos arriba y, en un momento de motivación y energía, nos sentimos capaces de todo. Nos puede la ilusión, lo que desearíamos que fuera realidad…pero no tenemos en cuenta nuestras posibilidades reales en el momento actual. Si tienes una meta, es importante valorar si también cuentas con los recursos necesarios. Si es así, planifica, establece pasos realistas y ¡adelante! Pero, ¿qué pasa si te das cuenta de que lograrla no es tan sencillo? ¿Significa que tienes que abandonarla? No necesariamente. Quizás puedes dividirla en pequeñas metas, para ir trabajando en cada una de ellas por separado. Quizás puedes redefinirla y bajar un poco el listón. Si no eres realista, es más fácil que aparezca la frustración y te lleve a desmotivarte y abandonar por completo. Pero si has tenido en cuenta las opciones reales, aunque haya momentos de frustración, podrás sobrellevarla y continuar avanzando.

     

    • ¿Tus propósitos vienen desde el “debería” y “tengo que”? ¿O más bien son una invitación desde el “me gustaría” o “quiero”? Aunque pueda parecer un matiz sin importancia, no lo es. Los primeros se viven como obligaciones, por lo que la motivación no suele acompañarles en el viaje. Además, si no los cumplimos, nos sentimos fracasados, nos castigamos y tendemos a buscar excusas que expliquen esa falta de cumplimiento. Cuando hacemos algo porque queremos, si no nos sale a la primera, buscamos la forma de conseguirlo de otra manera. La motivación acompaña y hace que surjan caminos y alternativas, en lugar de excusas.

     

    Espero que estas preguntas te sirvan para reflexionar y, en el caso de que te plantees hacer balance a final de año, consigas que sea desde un punto de vista constructivo.

     

    Judit Hernández Rodríguez (Colaborador Externo)

    Psicóloga General Sanitaria Nº colegiada T-2346

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *