Este año estamos afrontando una situación totalmente nueva y desconocida para todos. En esta ocasión estamos ante una situación que supone una amenaza para nuestra salud y la de nuestros seres queridos. Sentimos incertidumbre y miedo ante lo que pueda pasar. Además no sólo nos preocupa nuestra salud, también vemos cómo la crisis económica derivada del confinamiento y las medidas de seguridad puede cambiar nuestra forma de vida de manera radical.Nuestro bienestar emocional se está viendo afectado. Pero tenemos que recordar que hemos superado otras dificultades y que también superaremos esta. Lo importante es ser conscientes de que el afrontamiento psicológico de esta situación, generada por el Coronavirus, requiere, por nuestra parte,
de una respuesta activa, adaptativa.
Es normal que sintamos incertidumbre, miedo, tristeza. A veces podemos sentirnos angustiados y al momento siguiente estar riendo y alegres, podemos pasar de la esperanza a la desesperación. Es normal que esto pase, que nos encontremos en esta “montaña rusa emocional” ante una situación tan extraordinariamente extraña por la
cual estamos pasando.
Tenemos que tener en cuenta que aunque tengamos la sensación de no estar controlando nuestras emociones, estas tienen una función adaptativa que nos ayuda a sobrellevar mejor esta situación. Estas emociones comparten entre sí la función de preservar la vía y movilizarnos para defendernos de lo que nos está amenazando (el Coronavirus en este caso):
- El miedo y la ansiedad nos ayudan a enfocarnos hacia las posibles fuentes de amenaza o daño.
- La incertidumbre sobre cómo será nuestro futuro cercano, que solución tendrá la amenaza sobre nuestra salud, las dudas sobre si lo estaremos haciendo bien, nos impulsa a tratar de recuperar la percepción de control, motivando la búsqueda de certezas, imaginando escenarios posibles y evaluando los recursos con los que contamos.
- La preocupación que es un proceso cognitivo y emocional aparece ligado a todo lo anterior. Tiene una función adaptativa y propicia actos mentales cómo prestar atención a las potenciales consecuencias negativas o anticiparnos y prepararnos para hacer frente a esas posibles situaciones.
- La tristeza tiene la función de asimilar lo que nos está ocurriendo y nos permite reflexionar sobre cómo afrontar la situación.
- El enfado tiene una función de poner límites, defendernos de amenazas de daño y defender nuestros derechos.
En resumen, todas estas emociones que estás sintiendo en estos tiempos cumplen una función primaria adaptativa aunque seas displacenteras. Pero tenemos que prestar atención a la intensidad en la que experimentamos estas emociones. Si la emoción llega a sobrepasar unos niveles de intensidad y frecuencia, lejos de ayudarnos puede
bloquearnos e incrementar la sensación de indefensión. En todo caso, repetimos que esta situación es totalmente desconocida para todos y si llegas a sentir que te sobrepasa, que está dañando tu salud física o mental, no dudes
en pedir ayuda.