Los bebés de alta demanda son bebés normales, no tienen ninguna patología y no son así como consecuencia del comportamiento de sus padres. Simplemente su bebé se comporta de forma diferente al habitual.
Un bebé de alta demanda es un bebé diferente al que todos conocemos. Es cierto que todos son más o menos demandantes… unos pocos y otros bastantes. Pero este tipo de bebés se caracterizan por ser muy, muy demandantes.
Muchos de los bebés suelen aceptar o conformarse con una alternativa de los padres, pero los bebés de alta demanda no suelen tolerar un NO como respuesta y esto genera muchos miedos, inseguridades y preocupaciones en sus cuidadores.
Son niños muy intensos, lloran más fuerte y más a menudo, hiperactivos, absorbentes, comen con más ansias, exigentes, apenas duermen, insatisfechos, impredecibles, hipersensibles… En definitiva son bebes con una intensidad emocional desmesurada. Y como para cualquier padre, es difícil no saber hasta punto tengo que hacer todo lo que diga mi bebé. Además de nuestro entorno familiar, que no comprenden y entienden como unos padres pueden hacer todo lo que su bebe les reclama.
Debemos entender que los bebés no tratan de manipular ni controlar, solo piden lo que necesitan. Simplemente necesitan más de nosotros que la media de los bebés, es una ayuda. Entender que cada vez que lloran están sufriendo tanto o más como nosotros es clave para no desesperar.
Darle lo que necesita, cuando lo necesita, siempre que se pueda. Aquí es cuando muchos vendrán a decirnos que nunca le sacaremos de la cama si colechamos, que hasta cuándo pensamos darle la teta, que nos tiene cogida la medida, que es un caprichoso… No hagamos caso. Ni son ciertas sus previsiones ni tiene sentido perder el tiempo en rebatirlas (bastante tenemos con lo que tenemos). Para ser independiente primero hay que ser dependiente y hay que tener claro que no van a ser así toda la vida.
Buscar ayuda. Si para criar a un niño hace falta una tribu, para criar a un bebé de alta demanda más aún. No hay que tener miedo a pedir ayuda y decir claramente lo que necesitamos. Y esto incluye pedir ayuda psicológica: si estamos deprimidos, al borde de la desesperación, un psicólogo puede ayudarnos, puede darnos herramientas para no hundirnos.
Rodearse de gente que nos ayude a avanzar. No se trata de perder amistades, pero quizá este no sea el mejor momento para rodearse de familias perfectas con hijos perfectos en las que todo marcha como la seda. Buscar papás que estén pasando lo mismo que nosotros, tejer redes de apoyo (algo que gracias a la red es más sencillo) puede ayudarnos a comprender que no estamos solos. Intentar salir, aunque sea en chándal y con el pelo sin lavar, el aire fresco siempre viene bien, la luz del sol es un antidepresivo natural. Obligarnos a quitarnos al menos el pijama, darnos una ducha, arreglarnos un poquito.
No sentirse culpables si el bebé llora. Con un nivel de demanda así, es imposible evitar que llore. Si sentimos que vamos a explotar, es mejor hacer un alto y respirar, hay que asumir que no podemos satisfacer todas sus necesidades a su gusto todas las veces que lo demande.
Como padres no debemos intentar tratar de cambiar a nuestro bebé, sino aceptar su forma de ser, ya que nadie mejor que él sabe lo que realmente necesita en cada momento. Al final tampoco importa mucho si cumple o no con las características de un niño de alta demanda, porque lo más importante es que los padres sepan que existen bebés que son así de demandantes, que necesitan mucho cariño, afecto y tiempo, que lo exigen, darle lo que necesita y cuando lo necesite, siempre que se pueda, buscar ayuda y sobre todo rodearse de personas que nos puedan ayudar a avanzar. Pero sobre todo tranquilizar y conocer que son bebés normales y que no son así por culpa de ellos.
VerónicaDelgado Marrero (Colaborador Externo)
Especialista en Psicología Infantil y Juvenil